El Habano

En el mundo existen pocas cosas que, sin lugar a dudas, son lo mejor en su clase.

Una de ellas es el Habano.

Fue en Cuba en 1492 cuando la expedición española comandada por Cristóbal Colón vio por primera vez el tabaco en el Nuevo Mundo. Los Indios Taínos enrollaban y prendían unas hojas misteriosas que llamaban «Cohiba», en una ceremonia desconocida hasta ese momento para los descubridores.

Desde ese punto de partida en Cuba hace más de 500 años, el tabaco fue comercializado y también plantado por todo el planeta. Sin embargo, desde los inicios de este descubrimiento, el Tabaco Negro Cubano ha sido cosiderado el mejor del mundo por las condiciones únicas que ostentan ciertas partes de la Isla para su cultivo, distinción que ostenta sin discusión más de 5 siglos después.

La escencia de esta diferencia está en el tabaco y su sabor, a partir de la unión de cuatro factores sólo existentes en Cuba: suelos, clima, la variedad de Tabaco Negro Cubano y el saber de los vegueros y torcedores. En otros lugares se pueden haber adquirido ciertas habilidades cubanas e incluso las semillas cubanas, pero nunca la naturaleza del suelo y del clima de Cuba. Este don no lo encontrará en ningún otro lugar.

Tampoco encontrará algo que iguale al conocimiento y cultura del tabaco acumulados en Cuba durante siglos. Es un extraordinario trabajo el que realizan los vegueros -o agricultores-con este cultivo.

Los Habanos se elaboran «Totalmente a Mano», aplicando métodos cubanos que se utilizaron por primera vez en La Habana hace más de dos siglos, que se transmiten de generación en generación y que se han mantenido casi invariables hasta nuestros días.

El Habano: Una referencia de perfección.

Anatomía de un Habano

Se necesitan hasta seis tipos de hojas de tabaco para confeccionar un Habano, cada tipo especialmente cultivado y preparado con este fin.

Tripa

Se mezclan tres tipos de hojas para conformar la tripa, fuente de los ricos sabores y aromas que distinguen de inmediato a un Habano.

Volado, hoja de tabaco con la menor fortaleza, valorada especialmente por su combustibilidad; también conocida como Fortaleza 1.

Seco, hoja de fortaleza media, la más importante para el aroma – Fortaleza 2.

Ligero, la hoja de mayor fortaleza, de quema lenta, para darle el toque de sabor – Fortaleza 3.

Capote

El capote, es la hoja especial que envuelve a las hojas que forman la tripa, define la forma del Habano y da un toque final a su calidad a la hora de fumarlo.

Capa

La capa es una hoja exquisitamente fina y elástica. Forma la superficie exterior del Habano. La capa contribuye en poco al sabor de un Habano, pero representa la culminación de la perfección de un puro.

Cultivo del Tabaco

El trabajo comienza durante los calurosos meses de junio y julio, y continúa sin respiro por espacio de nueve meses. Se plantan diferentes campos en diferentes momentos para así distribuir la carga de trabajo en cada temporada. El período que media entre la siembra de la semilla y la culminación de la cosecha es de unas 17 semanas para las plantas que se cultivan a la sombra. Para las que lo hacen a pleno sol el plazo es de unas 16 semanas.
 
Las plantas de tabaco crecen en los terrenos más sueltos posibles, de ahí que sea necesario arar los campos con sumo cuidado siguiendo un patrón determinado a cierta profundidad, varias veces antes de la siembra. Aún se utiliza la tracción animal, para evitar la compactación del terreno.
 
Las plántulas crecen en semilleros especiales, con una cubierta de paja para su protección.
 
En la actualidad, algunos se producen a partir de un nuevo método, en semilleros flotantes situados dentro de túneles que sirven a modo de protección.
 
Pasados 45 días, las plántulas en semillero alcanzan una altura de entre 13 y 15 cm, y ya están listas para ser transplantadas.
 
Entre los 18 y 20 días después de transplantadas, se amontona la tierra alrededor de la base de la planta para promover el desarrollo de raíces fuertes.
 
A medida que cada planta alcanza la altura deseada, se le extirpa la yema superior para concentrar la fuerza en el desarrollo de hojas más grandes. Es el desbotonado.
 
La acción de desbotonar desencadena un crecimiento acelerado de los rebrotes. (hijos).
 
El agricultor deberá realizar visitas repetidas a cada planta para eliminar esos rebrotes. Es el deshije.
 
Alrededor de 40 días después del transplante, puede comenzar la recolección. Es una ardua tarea puesto que cada hoja deberá cosecharse a mano. Sólo se pueden tomar dos o tres hojas a la vez, y deberán transcurrir unos días entre cada recolección. Para cosechar una sola planta en su totalidad se requieren unos 30 días.

Recolección y Procesamiento

Recolección
 
Las hojas se recolectan en intervalos, partiendo de la parte inferior hacia arriba,dejando transcurrir un tiempo entre las recolecciones para que la planta desarrolle las hojas restantes.
 
Las plantas que se cultivan a la sombra (tapado) son más altas y tienen más hojas. Por lo tanto, es preciso realizar un mayor número de recolecciones.
 
Las hojas llamadas Mañanita, que se recogen primero, son demasiado pequeñas para los Habanos sin embargo, tienen el tamaño perfecto para los mini cigarritos (Minis Cubanos).
 
Curación
 
El primer proceso a que se somete una hoja recién cosechada, y del que depende el éxito de toda la cosecha, es un lento y cuidadoso período de curación al aire que elimina la humedad y hace que la hoja alcance un tono carmelita dorado progresivamente. La mayoría de las hojas se curan en las tradicionales casas de tabaco que dependen completamente de los efectos naturales del clima. Las hojas se ensartan – o unen mediante un hilo- en pares y se cuelgan unas junto a otras en cujes que descansan sobre barrederas. En la medida en que la hoja se va curando, se va elevando progresivamente el cuje hacia la parte superior de la casa de tabaco. Es necesario ajustar constantemente la ventilación y la luz para permitir las variaciones naturales de temperatura y humedad.
 
En los años 90 se realizó una importante inversión en medios para el control de la emperatura y la humedad en la curación de las preciosas hojas para capa, con miras a enfrentar las impredecibles variaciones en una casa de tabaco convencional. La curación al aire se realiza con la utilización de un método muy refinado, con las condiciones óptimas en todo momento. Por supuesto, se requiere de menos tiempo. Sin embargo, sigue existiendo la necesidad de vigilar y ajustar permanentemente las condiciones a medida que el estado de las hojas se va modificando, puesto que este proceso se desarrolla ininterrumpidamente de día y de noche.
 
Una vez que la hoja está curada, concluye el trabajo del agricultor y la tarea pasa ahora a manos de la Empresa de Acopio y Beneficio del Tabaco, entidad que compra el tabaco al agricultor. La hoja ya seca, separada por corte, se encuentra ya lista para ser trasladada a la Escogida y ser sometida a la primera fermentación.
 
Primera Fermentación
 
Las hojas ya secas se atan en mazos llamados gavillas y se trasladan desde la vega hacia la Escogida. Allí se colocan en pilones cubiertos con yaguas o con tela, y sufren un proceso completamente natural de fermentación, que se desencadena por la propia humedad que contiene la hoja.
 
La fermentación resulta esencial para la calidad a la hora de fumar el puro. Allí la hoja elimina las impurezas y se reducen la acidez, el alquitrán y la nicotina. Además suaviza el sabor de las hojas de tripa y se empareja el color de la hoja de capa. Las hojas que crecieron en la parte más alta de la planta necesitan un período más prolongado de fermentación porque son más gruesas y más ricas en aceites.
 
El proceso de fermentación es precisamente el mismo que ocurre en una pila de abono en el jardín. La humedad y la compresión se combinan para generar calor. Por lo tanto, se requiere de una supervisión constante para asegurar que el proceso no se salga de los parámetros deseados.
 
Escogida y Clasificación
 
El tamaño, el color y la textura son los tres criterios por los que se rigen los miembros de cada escogida.
 
Las hojas de capa reciben una esmerada atención. Primero, se humedecen y se orean con el fin de prepararlas para su manipulación. Después, se clasifican en más de 50 categorías distintas diseñadas para asegurar que sólo las más perfectas sirvan de vestido a un Habano. Cualquier hoja que se encuentre por debajo de patrones de calidad requeridos se rechaza y se destina a otros usos.
 
Las hojas que se cultivan a pleno sol (tripa y capote) se escogen y se agrupan en tres tamaños y tres categorías esenciales de sabor o tiempos que se combinan en la ligada o mezcla de la tripa: ligero, seco y volado.
 
Al igual que con las capas, en esta etapa se descartan algunas hojas de tripa y capote, y se destinan a la confección de puros que no son Habanos y para cigarrillos.
 
Una vez que concluye la Escogida y se dejan reposar, las hojas de capa – que por ser más finas sólo requieren de una fermentación – están ya listas para ser embaladas en tercios y transportadas hacia el almacén donde se dejarán añejar como el mejor de los vinos.
 
Despalillo
 
La tripa y el capote ya escogidos (clasificados) se transfieren ahora hacia el Despalillo, donde se realiza en primer lugar un proceso de humedecimiento -o moja- que permite que la hoja se pueda despalillar. Asimismo la moja le suministra la humedad necesaria para que se inicie la segunda fermentación.
 
Los seguros dedos de las despalilladoras desgarran la porción inferior de la vena central de cada hoja de tripa o capote. A la vez realizan la clasificación final según tamaño y características en cada tiempo. Nuevamente se rechaza cualquier hoja que no satisfaga los patrones establecidos. Por último, las hojas se agrupan y se planchan entre tableros.

Segunda Fermentación

En este momento las hojas que conformarán la tripa y el capote se someten a una segunda fermentación. En la segunda, los pilones son mucho más grandes y el periodo de fermentación es más largo que en la primera.

 
Nuevamente las hojas más gruesas, de mayor fortaleza o sabor, se someten a un proceso de fermentación más largo. Para las más finas, de menor fortaleza, el proceso es más breve.
 
La temperatura de fermentación deberá ser vigilada con gran cuidado. Cuando se torna demasiado elevada, hay que desbaratar el pilón para permitir que las hojas se refresquen y reorganizar ese pilón, invirtiendo el orden de las hojas (las hojas que estaban en el fondo van hacia la parte superior, y viceversa).
 
Puede que esto se repita varias veces durante este proceso de fermentación.
 
Añejamiento
 
Después de la segunda fermentación, las hojas cultivadas a pleno sol para tripa y capote se orean en tarimas -llamadas parrilleros- durante varios días. Después se empacan y se trasladan al almacén dónde se unirán a las hojas de capa, para cumplir el paciente proceso final de añejamiento.
 
Las hojas de mayor fortaleza (ligero) son sometidas al período de añejamiento más largo. Mientras, las hojas con menor fortaleza se añejan por menor tiempo. Cuanto más tiempo se le conceda a una hoja para madurar, mayor calidad tendrá.
 
Las hojas de tripa y de capote se embalan en envases llamados pacas. Por su parte, las hojas de capa se embalan en envases denominados tercios, hechos con Yagua, que es la corteza de la Palma Real, material utilizado para muchos fines en Cuba.
 
Cada paca y cada tercio llevan una etiqueta que contiene toda la información acerca de la hoja: tamaño, año de cosecha y fecha de empaque. Además los tercios también se marcan con el código de la Escogida en que se seleccionaron las capas. Asimismo, las etiquetas en las pacas nos indican el tiempo de la hoja así como la Escogida y el Despalillo donde se procesaron las hojas de capote y de tripa.
 
Es esta información la que permite conocer al Ligador -o elaborador de las mezclas- el carácter local específico de la hoja, clave de la ligada distintiva de cada una de las marcas de Habanos.